jueves, 22 de julio de 2010

Los militares

No podías pensar distinto, no podías decir nada, tu único derecho era el de callar. No al pelo largo, al correr, al gritar y no a pensar.
La represión rondaba por las calles y cuando la noche caía se escuchaba el dolor, se presentía el terror.
La puerta se abría súbitamente, los minutos corrían... 1, 2, 3 un disparo y el silencio. Las viviendas se escapaban presintiendo una nueva visita.
Eran apresados sin razón y torturados con pasión. Los ríos se desbordaban por los rostros, mientras se juntaba un charquito inundado de tristeza y dolor. Dolor que perduraría. Perduraría en el tiempo y en el alma.
Pequeños milagros de la naturaleza reposaban en un vientre lleno de sufrimiento sin imaginar el futuro sin desear el presente. El grito silencioso, el abrazo que nunca llegaría, la tristeza, el dolor y el polvo.
Tenían como misión ayudar al país, pero se mandó a morir con un falso patriotismo.
Los militares destruyeron al país. Los dictadores no supieron manejar la crisis y mucho menos a la sociedad.
Los primeros gobiernos dictatoriales fueron pocos beneficiosos. Sin embargo, el último fue mucho peor, el horror, el odio y el sadismo destrozaron vidas.
Los vieron, los vieron con sus propios ojos, lo sintieron en carne propia y mientras el cielo resplandecía, en su vida solo había oscuridad.
Aquellas memorables épocas difíciles… de olvidar, difíciles… de explicar, difíciles… de entender porque al cerrar los ojos volvemos a ver… y a sufrir.
Tomaron las posesiones y… los sueños. Nosotros, como ellos ayer, queremos la paz y la vida.-


Sebastián Quinteros Navarro
Alumno de Primer año de Locutor Nacional
Alumno de Primer año de Lic. en Periodismo.

1 comentario:

Lucila Lastero dijo...

Me tocó "escuchar" otros textos de Seba con similar profundidad. Qué bueno.