Dios...
no te voy a perdir lo que todos te piden
porque seguramente, de eso, no te queda nada;
no te voy a pedir la tranquilidad, ni la del alma,
ni siquiera la fortuna, ni tampoco la salud;
eso te lo piden tantos, seguramente no te queda nada.
A mi dame lo que se rechaza
lo que te sobra
lo que nadie quiere.
Yo quiero la intranquilidad y la tormenta
la insatisfacción y la pelea.
Y dámelo para siempre
que yo este seguro de tenerlo para siempre,
porque no siempre tendré el coraje de pedírtelo de nuevo.
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