viernes, 30 de abril de 2010

Juan del Aserradero, de Manuel J. Castilla


Juan del Aserradero se ha embriagado
y hace como dos horas que duerme en la vereda.
Ayer, Juan ha cobrado
y en el bolsillo apenas si tiene una moneda.

Juan del Aserradero
tirado en la vereda
se parece a los perros.

Y para que el solazo no le queme la cara
y se despierte luego,
el yuchán de la calle
tira sobre sus ojos sombra como un pañuelo.

Chaguanco, como pocos,
Juan del Aserradero
quiere olvidar la sierra
y se duerme en el suelo,
pero la sierra vuela
por encima del pueblo,
se torna una cigarra
y le asierra su sueño.

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