miércoles, 29 de junio de 2011

El Árbol


Busquemos un árbol, mi amor, y en la frescura de su sombra dejemos reposar la vida. Dejemos que el verano nos aceche con su torbellino de luz y de pájaros enloquecidos. Dejemos que nuestro sueño tenga ángeles verdes y melodías de chicharras en la siesta. Nada podrá despertarnos. Seremos dos racimos de agua palpitante, corazones tocando el cielo bajo la espesura del ramaje.

Afuera, la sed irá abriendo grietas leves en la tierra y una lagartija fundirá su piel bajo las llamaradas del sol. Lejos, la muerte cruzará el horizonte con su esqueleto de sal. Pero nada podrá despertarnos. Solo la fiesta silenciosa de las hojas hará su nido en nuestra felicidad.

Luego, con los ojos lastimados de tanta claridad, veremos acercarse la tarde y la paz volviendo al mundo. Entones, con las manos entrelazadas y bañados de sombra nueva, regresaremos lentamente al pueblo.


Autor: Santos Vergara

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