
bajo las selvas altas.
Y los huesos se le hacen cedro, roble,
nogal o tipa blanca.
Lleva al aserradero
una larga y canteada lampalagua
que cruza por el monte
entre los padrenuestros gauchos de las bagualas.
Y le suma a las ruedas
el peso jornalero de su vida mal paga.
Por eso es que los bueyes,
conociendo la carga,
caminan lentamente
para nos lastimarla.
A ambos lados, los árboles se trepan por sus ojos
rumbo al cielo profundo de las montañas.
Y vuelven a la tierra
goteando en la sonora llovizna de las catas(1)
Un animal botánico
se le muere en la jaula
caliente de la sangre.
Y una angustia orejana
le pita las miserias
quemándolas de a una en el tizón del chala (2)
Su tarjado (3) destino de rollizo
lo puso en ese obraje maderero de Salta,
donde el hambre lo espía
por el ojo del hacha
y le venden sus sueños
como si fueran tablas.
Total, cuando haga noche en medio de la huella
y se eche largo a largo debajo de algún tala,
se le irá la memoria como un perro
olfateándole el alma,
moviéndole la cola a la tristeza,
lamiéndole las llagas.
Y el diablero, mirando las estrellas,
ya no se acordará de cuánto gana.
Autor: Antonio Nella Castro
(1) Catas: cotorras
(2) Chala: cigarro envuelto con la hoja que envuelve la mazorca de maíz
(3) Tarjado: De Tarja. Raya hecha en la libreta de cuentas para anotar los días de trabajo cumplidos por un peón.
(2) Chala: cigarro envuelto con la hoja que envuelve la mazorca de maíz
(3) Tarjado: De Tarja. Raya hecha en la libreta de cuentas para anotar los días de trabajo cumplidos por un peón.
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