Todo comenzó aquel frío y solitario Agosto, una mañana escarchada en la plaza municipal. Ella manejaba casi sin rumbo, solo acompañada de sus pensamientos. Las ideas fluían. Eran inconexas, enredadas y tan inverosímiles…
La fantasía sombría y tan utópica se paralizó. Ella quedó perpleja del horror, un movimiento poco cotidiano del auto la obligó a frenar. Se bajó con una sonrisa que solo las estrellas y la gruesa oscuridad vieron… Ahí estaba: hermoso, joven, suyo tantas veces, rígido, cubierto por un rojo escarlata que lo hacía aún mas suyo… suyo una vez más.
Nadie miraba. Antonia sabía lo que tenía que hacer a continuación. Ella se fue. Y nadie la miraba.
Kilómetros al oeste, en medio de las gélidas montañas, algo aun más gélido la bañaba por dentro. Una sensación, aquel joven la observaba, la tocaba, la besaba…
Ella jamás se separó de aquel sentimiento confuso. Él la seguía, era suyo y nada más que suyo.
2 comentarios:
Erotismo y escritura ansiosa... una historia compelta en 30 segundos de lectura. Marcelino
COpado guada te felicito!...
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