jueves, 28 de abril de 2011

Enviado por César E. Juárez, poeta y filósofo tucumano (UNT)

Grave / es no saber / amar lo fortuito, / lo trivial, un río / que despierta, la cinta / que los amantes olvidan / o la hoja yerta / de periódico / a la que el viento / arranca astral belleza / en una calle crepuscular. / Difícil / se torna tolerar (desde los siete años / aproximadamente) la voz / de un cuerpo, su pavor, / las caídas, / el insensato rumor / que día / tras día / susurra que hemos de morir / en el trémulo oído / de nuestra alma inmortal. // Y también / en medio del poema / (que otros ven / como vida, cometa errante / o camino que se busca / y no se encuentra) / todo se detiene / repentinamente, / de abominación se cubre / la íntegra esfera, /calla la pluma, vacila / sobre el poetizar, pez /que sus huevos siembra / en las aguas envenenadas / de una época sin piedad. // Pero / hay momentos / como aquellos, por ejemplo, / en que de improviso alguien / con un nombre que no es nuestro / nos llama / y nos desnuda, / nos da un atisbo / de inenarrables dimensiones, / de nosotros mismos nos separa / y cada cual se pregunta / entonces / qué es, / quién lo forjó, / para qué le infundieron / el latido de una estrella / con que sobresale / en un caos gastado / y oscuro": Hécor A. Murena.

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