Como todo saben
el 23 de abril se celebra Día mundial
del libro y del derecho de autor, día del libro para los amigos, una de las
fechas más esperadas por editoriales y librerías para presentar y vender,
respectivamente, las novedades marcando la tendencia de los que serán los
superventas de los meses siguientes. En ese día, también se entrega el Premio
Cervantes y la UNESCO anuncia que ciudad va a ser la Capital Mundial del Libro,
siguiendo con la tendencia de nombrar días y capitales para todo lo que nos
parece relevante.
Haciendo un
poco de historia el día de libro fue instaurado en 1926, en plena Dictadura de
Primo de Rivera, por Alfonso XIII con el nombre de Fiesta del libro y se
celebraba el 7 de octubre, posible fecha del nacimiento de Cervantes. La
iniciativa fue presentada por la Cámara Oficial del Libro de Barcelona y partió
del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés. En 1930 se traslada al 23 de
abril y arraiga sobre todo en Cataluña, donde coincide con el día de San Jorge,.
En el 23 de
abril se recuerda la muerte de Cervantes, aunque en realidad murió el 22, y la
de Shakespeare, aunque murió en mayo (Gran Bretaña no abandonó el calendario
juliano hasta el siglo XVIII). Quien sí tuvo la decencia de morir el día en que
se celebra su muerte fue el Inca Garcilaso de la Vega, un 23 de abril de 1616,
mismo año que Shakespeare, por cierto. Josep Pla también murió un 23 de abril
en 1981. Podríamos decir que es un mal día para los escritores pero un buen día
para los libros (aunque me temo que cualquier día del calendario daría para
tantas o más efemérides).
Como
curiosidad, en Irlanda y el Reino Unido celebran el día del libro el primer
martes de marzo y lo llaman World Book Day, porqué, como es obvio, si el resto
del mundo lo celebra otro día es porque está equivocado. El día de Shakespeare,
eso sí, es el 23 de abril.
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