- ¿Pero porqué no te quedás? Hoy es viernes, viene tu hermano con una peli para que veamos juntos; además ¡el frío que hace!
- No puedo vieja, hoy hay que estar, y por el frío ni te calentés que en cuanto llegue ya entro en calor con la cantidad de gente que va a haber...
- ¿Vos decís? Mirá que pronosticaron 3 grados nomás...
- Si ganamos uno a cero me conformo.
- ¿Y no se está poniendo peligroso ya? El otro día...
- No pasa nada vieja.
- El otro día leí que había problemas en la barra y que se agarraban a trompadas en medio del partido
- Es saber dónde meterse y dónde no. Dónde pararse, de quién rodearse, además por cómo venimos si hacemos quilombo no nos conviene, yo creo que hoy va a estar tranquilo.
- ¿Y en qué te vas a ir hasta allá? Es tan lejos...
- En colectivo.
- Pero te deja como a 15 cuadras. No me gusta que camines por ahí de noche, toda esa avenida obscura, sin una luz..
- Va a estar lleno de gente yendo para la cancha, quedate tranqui que siempre me encuentro a alguien.
- ¿Y tu primos van? ¿Hablaste con ellos?
- No, no hablé. No sé si van, la última vez que fuimos juntos perdimos 2 a 1, mejor nos encontramos allá, y de última si no nos vemos mejor.
- No podés ser tan...
- ¿No viste la camperita para la lluvia?
- Está para lavar, buscate otra.
- Ni ahí, esa es ideal.
- ¿Enserio tenés tantas ganas de ir?
- ¡Claro vieja!
- Lo dan por la tele, ¡quedate!
- ¿Estás loca? Verlo por la tele es un garrón. Uno no puede hacer nada...
- Claro cómo si allá jugaras.
- No, claro que no juego, pero es diferente, uno siente cosas que la tele no transmite. Ese olor a vino del muchacho que salta de espaldas a la cancha sin entender nada; ese piso que se mueve como nunca cuando sale el equipo; ni hablar de los choris de la salida...
- ¡No comas eso!
- La tele te limita, no te deja ver más allá de un cuadrado que ni siquiera elegís vos. ¿Cuántas veces el camarógrafo se duerme y la jugada sigue sin que la puedas ver? Naah Si es cualquiera la tele; ponele que querés ver al lateral izquierdo nuevo, ese pibe que subió de las inferiores y que dicen que la rompe. Pero si no toca la pelota no lo ves, la tele no te lo muestra, no te muestra cómo juega sin la pelota, cómo sigue al 7 a todas partes, cómo se come los gritos de los viejos del fondo. No, ¡eso la tele no te lo muestra!. Ni hablar de la platea que a los 20 minutos del segundo tiempo ya le empieza a pedir al técnico que lo pongo al Moncho, vieja gloria si las hay. Y el pobre tipo no sabe que hacer, vos lo ves haciendo la entrada en calor, pispiando de vez en cuando al técnico que parece que no lo va a poner nunca hasta que PUM, le hace un gesto y el otro sale corriendo casi atolondrado sacándose los pantalones largos. Ese es un espectáculo hermoso vieja.
- No nene, no sé que me estás diciendo pero por la tele se ve más cómodo, se ve todo.
- ¿Todo? ¿¡todo?! No vieja... no ves nada. ¡Si los rechazos de los centrales siempre parecen que se meten por atrás del arquero! y después te das cuenta que la pelota se había ido al lateral a la altura de mitad de cancha. Eso es una bosta. La cantidad de cosas que se ven en la cancha ni de casualidad la ves por la tele, ni si quiera en esos programas nuevos que te pasan la tribunita, los jueguitos del alcanza pelotas pero después no te ponen los mano a mano que saca el arquero. No, a mi dejame con la cancha vieja.. ¡El 8! el 8 siempre entra por sorpresa por atrás. ¿Vos te pensás que lo enfocan en la tele? ¡Nunca! El encuadre sigue cerradito firme con el tipo que lleva la bola, ¡y ahí lo que tenés que ver es el área! ahí están los que entran, ahí ves cómo se pararon los defensores contrarios, el tipo que la tiene ya sé que la tiene y sé que va a tirar el centro. No vieja, eso la tele no lo pasa. Y la cantidad de veces que se queda Fito renegando en mitad de cancha con el 10 contrario por algún lujo excesivo. Esas cosas son las lindas, ni hablar de la gente que grita, que grita como loca, que te abraza en cada gol como si fuera un amigo de toda la vida. ¿Te conté esa vez que se largó a llorar esa pibita al lado mío? Pobre, no te imaginás cómo lloraba, desconsoladamente. Era algo emocionante realmente. Mirá no me hagas seguir hablando que llego tarde vieja...
- No nene, no llegués tarde a ver si hay problemas en la entrada después.
- No pasa nada. Va a estar todo muy tranqui muy lindo, la gente va a estar como loca. Uh si ya me lo imagino, los pibes de las trompetas tocando y tocando.... Además en la tele siempre te acomodan los micrófonos, ¿o vos te pensás que la hinchada que se escucha en el televisor es la que realmente está cantando en la cancha? ¡No!
- ¡Ay!
- ¡No! ¡Te suben el volumen de la hinchada que ellos quieren!, y no te lo digo por mi equipo ¿eh? El día que fui con el Vasco lo comprobamos con su hinchada. Mirá que no me caen nada bien pero hay algo que no les puedo negar, cantan y cantan más de lo que se escucha por la tele.
- Bueno pero en la tele tenés la repetición y en la cancha no.
- ¿Cómo que no? Si cuando vuelva a casa ya están dando el reporte deportivo. Y en la semana te aseguro que veo las jugadas tres o cuatro veces más.
- Si pero en el momento no la ves.
- ¿Y qué apuro tengo vieja? Mientras tenga alguien al lado para abrazar en cada gol estoy contento, después veo quién lo hizo. Además seguro que lo hizo Neira, quien si no...
- Dale nene que llegás tarde...
- Nos vemos vieja, nos vemos a la vuelta.
1 comentario:
Hola Ale, muy bueno lo que escribis, re profundo por asi decirlo, esta bueno como transformas lo cotidiano en "poesia" y le das ese toque re tuyo. Bueno, nada que sigas asi, tengas una buena semana, y nos sigas llenando de tus escritos.
Un beso.
Anna C. (abc_9220@hotmail.com)
Publicar un comentario